Todo es posible en esta vida, incluido que Alfredro Pérez Rubalcaba, nuestro Ministro de Interior, se haya convertido en un experto en sociología sobre el continente africano. Con un hombre tan ecléctico -lo mismo vale para portavoz del gobierno o líder de grupo parlamentario que para Ministro- puede uno esperarse cualquier cosa, por ejemplo, que le fuera ofrecido un papel en un no menos improbable remake de Memorias de África.
No obstante, seguramente prefiriera participar -mas acorde con su percepción del negro continente- en una nueva adaptación de El Corazón de las Tinieblas, la novela de Joseph Conrad –que inspiro, muy libremente, el guión de la película de Coppola Apocalipsis Now–. En élla, el Ministro, bien podría interpretar al protagonista principal, Marlow, un oficial británico encargado de detener a su excompañero de armas y ahora traficante, esclavista y rebelde, el General Kurt. La tripulación de la barcaza con la que remontaría el río Congo hasta el encuentro con su particular "némesis" estaría compuesta por la vicepresidenta De la Vega y Leire Pajín, ambas curtidas en estas lides, y, por qué no, de José Montilla y Miguel Sebastián, conocidos por ser grandes teóricos liberales y defensores de los derechos humanos.
¿“Rebelión” africana o “revolución” contra Occidente?
El cachondeo de más arriba viene a cuento de las últimas declaraciones, explicaciones, justificaciones, da lo mismo, con que Rubalcaba ha pretendido dar por solventado el debate sobre la masiva inmigración proveniente de África que arriba en nuestras costas. Uno no sabe que es peor, que él mismo se crea lo que dice o que intente hacérnoslo creer a nosotros, nos toma a los españoles por el pito del sereno. Puede que ambas cosas sean ciertas, pero me basta con que lo sea la segunda para indignarme.
No hay nada más fácil e irresponsable en un ser humano que simplificar las grandes cuestiones que se plantean en nuestras sociedades (lo que contrasta con lo que hacemos respecto de nuestras vidas particulares, que complicamos hasta lo increíble). Se dice, sin miedo al ridículo, que el terrorismo (el islámico) es causado por la pobreza (islámica) o por las imperfecciones de la democracia (el terrorismo nacionalista vasco frente a la democracia española de 1978). La inmigración no es una excepción a esta corriente simplificadora. Para el Ministro Rubalcaba -y he ahí la impresionante aportación intelectual del personaje- todo se reduce a una "rebelión africana" en marcha - desconocemos por qué inmigrantes coreanos se han unido a un movimiento mayoritariamente organizado por subsaharianos- pero que extraño que no nos hubiéramos dado cuenta antes de ello.
Por definición una "rebelión" es un acto organizado y racional dirigido contra una forma de poder irracional y arbitrario cuando es imposible reconducir la situación mediante cauces normales. No es necesario que una "rebelión" sea violenta -en eso Rubalcaba tiene razón-, tampoco lo es que tenga un carácter revolucionario (una rebelión puede y debe tener efectos limitados y particulares). Falla, sin embargo, la premisa mayor, la inmigración -africana o no- no es un movimiento organizado ni parte de un análisis racional de la situación de las personas. La inmigración responde a un instinto natural del ser humano: el de la supervivencia más básica. Si vamos un poco mas allá, tal vez responda al deseo de sentar las bases para el futuro proyecto vital de quien emigra, obteniendo lo necesario como para crear y mantener una familia (otro instinto natural del ser humano es el de formar familias). Pero es bastante improbable que un sujeto recurra cientos de kilómetros para rebelarse pacíficamente. Hasta donde alcanza mi conocimiento del tema no se de que existan asambleas de inmigrantes que estén detrás del fenómeno migratorio, no se de contubernios de "subsaharianos", norteafricanos y centroafricanos que establezcan sus directrices, ni conozco de oficiales y agentes que las ejecuten. Esto es mucho menos romántico que las rutas de esclavos que recorrían de Sur a Norte los USA en vísperas de su Guerra Civil. A menos que cuando hablamos de organizadores nos refiramos a los propios gobiernos africanos y las mafias, a las que no percibo precisamente de rebelión sino de “status quo”.
Al concebir la inmigración masiva como un acto de rebelión, Rubalcaba, abre la puerta a argumentaciones muy peligrosas, así:
(a) si se entiende que los "rebelados" carecen de razones para su actuación, éstos se convierten de manera automática en una amenaza para la seguridad del Estado, lo que justifica la toma de medidas de cualquier intensidad contra ellos. Si es este el razonamiento del Ministro, demuestra un racismo aberrante.
(b) si Rubalcaba cree que se trata de una "rebelión" justificada, indirectamente estará haciendo responsable a la sociedad española y a cada uno de sus miembros de las causas que motivaron dicha "rebelión", bien sea por sus acciones (manteniendo un injusto sistema económico mundial) como por sus omisiones (haber permitido que los gobiernos africanos corruptos y las guerras civiles desangrasen el continente). Bajo esta visión Occidente solo tiene dos salidas, una, la autodestrucción de su sociedad por inmoral (deseo de la izquierda política desde tiempos inmemoriales) o, dos, declarar la guerra justa para la liberación de los pueblos africanos. Esto último recuerda demasiado a la Doctrina Bush para Oriente Medio y como no creo que Zapatero preconice la intervención militar en suelo africano a tal fin pues me inclino a pensar que es a la primera a la que dedica mas tiempo y esfuerzo nuestro socialista gobierno, y eso, a pesar de que, en lo que va de mandato, se ha embarcado en por lo menos media docena de aventuras bélicas repartidas por todo el globo, algunas de muy dudosa salida como Haití y Afganistán.
Siendo consecuente con la ideológica socialista, Rubalcaba debería haber hablado de la "revolución africana", pues como hemos dicho, uno se "rebela" contra un acto singular (por ejemplo los españoles frente al Estatuto de Cataluña) pero contra lo que se "revoluciona" es contra todo un "sistema" (por ejemplo, los nacionalistas catalanes contra la Constitución de 1978). El objetivo final no es una vuelta a la normalidad sino el ponerlo todo patas arriba para partir desde cero la creación de una nueva sociedad. Todos los problemas para el socialismo tienen su origen en un mismo hecho, el inmoral y egoísta capitalismo global. Suerte que los liberales estamos aquí para recordarle un par de cosas al Ministro sobre la relación entre capitalismo e inmigración
¿Qué es y qué no es el tráfico de inmigrantes? Un mercado sumido en la "negritud".
El trafico de inmigrantes no es, en si mismo, inmoral, sino un negocio como otro cualquiera, incluso beneficioso para las partes implicadas pues, dada la inutilidad de las Naciones Unidas en las guerras africanas, la población civil ha encontrado en emigrar la única vía de escape a su miseria.
Sabemos por la Ciencia Económica que la necesidad crea el mercado, y no al revés. Ante la presumible realidad de ser ejecutado, sufrir la mutilación de los miembros y ver o experimentar en carne propia el asesinato y violación (y no precisamente en ese orden) de niñas y mujeres, la posibilidad, mas o menos cierta, de morir ahogado cruzando el Estrecho de Gibraltar es un riego que se esta dispuesto a asumir. Alejándonos de los casos más extremos, es igualmente cierta la incapacidad manifiesta para ganarse la vida por uno mismo en la mayor parte de los países africanos, merced de la inexistencia de Estados de Derecho que aseguren la vida, libertad y propiedad de las personas. Uno comprende que los africanos no se lo piensen más de dos veces antes de lanzarse a cruzar miles de millas de desierto y mar.
Lo que sí es el tráfico ilegal de inmigrantes es una gran estafa, lo que ocurre siempre que reducimos toda actividad humana a un mercado negro (y no es mi intención hacer broma con la denominación de África como el “continente negro”, pero a lo que economía se refiere lo es y mucho mas que en la piel de sus habitantes). Se esta vendiendo un producto que no es totalmente cierto y contra el que no se puede reclamar responsabilidad alguna al vendedor. Los inmigrantes son convencidos en sus países de origen con falsas promesas de bienestar. Los traficantes no se comportan como empresarios emprendedores sino como explotadores de la desgracia ajena además de como delincuentes que roban sus pocas posesiones a los inmigrantes y los esclavizan una vez llegan a España y Europa. Los africanos no son ni tontos ni retrasados pero dependen en gran medida para determinar su futuro y sobrevivir en su nuevo país de la información y asistencia que les proporcionan los traficantes y mafias, información que es manipulada interesadamente por éstos. Si el trafico de inmigrantes es un mercado negro, esta información funciona como "publicidad engañosa". Las mafias han sustituido a los gobiernos nacionales y los verdaderos empresarios, y donde los hay estos colaboran estrechamente con ellas (cuando no son las propias mafias). Es necesario comprender estas cosas para poder afrontar el fenómeno de forma correcta y no con demagogia.
El papel positivo de las políticas de inmigración.
¿Cuál es el papel de las políticas inmigratorias en todo esto? Solo desde mentes constructivitas se puede siquiera pensar en detener o manipular en propio beneficio el flujo migratorio con solo la voluntad de gobierno o unas leyes precocinadas. Éste, hemos dicho, es un fenómeno natural en la vida e historia de los hombres, pero solo desde una concepción del Estado como un Estado nihilista (nada más distinto del gobierno limitado o del Estado Liberal de Derecho) puede negarse la importancia que unas buena políticas en materia de inmigración tienen en paliar los males o conflictos que de la desaforada inmigración actual se derivan. El flujo de inmigrantes puede ser ordenado, aunque no en el sentido de moldeado sino en el sentido de que los derechos humanos básicos (la libertad, la vida y la propiedad) de los inmigrantes y de los habitantes de los países receptores no sufran más de lo necesario en el proceso.
Un Estado que se inhibe de su responsabilidad en la inmigración que entra, sale (los miles de españoles que viven en el extranjero) o pasa (no olvidemos que España es país de transito y no solo de acogida) por sus fronteras es un Estado que esta dejando desamparados a seres humanos, y ¿no es ésa la mínima justificación que podemos encontrarle al Estado hoy día? Un Estado responsable atendería estas cuestiones y sus políticos no harían demagogia con las palabras al estilo de Rubalcaba. Es una vergüenza que Zapatero y su gobierno, pero también la Unión Europea, no pongan mas medios y énfasis en proteger a éstas gentes humildes que a los terroristas de Hizbula. Y es que donde tendrían que estas las fragatas españolas es patrullando las costas africanas y nuestros soldados españoles serian más útiles a la verdadera justicia humana desplegados en las Islas Canarias que en un trozo de tierra del Líbano sonde solo hacen el trabajo sucio a Siria e Irán. Que hipocresía. Que asco.
Es la imagen, que el Gobierno socialista ha contribuido a difundir, de España como paraíso de los derechos sociales, es la irresponsable política exterior (en todo cedo y nada a cambio recibo) y la renuncia a las expulsiones (único medio, junto con el embargo, de presionar a los países “exportadores” para que se hagan cargo de “lo suyo”) acompañada de populistas regularizaciones masivas (¿qué fue del principio constitucional de interdicción de la arbitrariedad en los poderes públicos?) lo que ha conformado el caldo de cultivo para toda esta (y es en esta definición en lo poco que coincido con algunos analistas progresistas) catástrofe humanitaria.
Una España de inmigrantes: integración, y convivencia.
La España del siglo XXI se sustentará, guste o no, en una creciente población inmigrante a la que habrá que dar cabida en nuestras vidas. Pero, esto, no ocurrirá de forma natural mientras el Gobierno socialista siga con esta política inmigratoria. La tensión social y de costumbres, la percepción de que se esta utilizando a gente necesitada con fines políticos (como la polémica sobre la extensión del derecho al voto a los inmigrantes para las municipales y autonómicas del próximo año), la indignación de las propias comunidades de inmigrantes por la imagen que de algunas de ellas se ofrece en los medios al haberse admitido y permitido la permanencia de delincuentes de sus respectivas nacionalidades… todo ello no ayuda en nada a la tarea de integración en la sociedad española y a la sana convivencia entre personas.
Desde mi punto de vista liberal, son los derechos individuales de los inmigrantes lo que importa. Otros muchos liberales opinan que el gobierno no debería hacer nada, puede que tengan razón, pero, en mi opinión, esté ya ha hecho bastantes cosas, y mal, y mientras las siga haciendo el problema aumentará. Eso es una realidad y hay que cambiarla, ya. Por ello, creo que es mejor una Ley Inmigratoria tremendamente restrictiva, aunque luego no sea cumplida a rajatabla, que la ausencia de toda ley o la presencia de una legislación laxa que no podrá ser cumplida aun cuando sea necesario como ocurre en el caso actual de nuestro país.
Hasta un “progresista” debería entender esto.
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Actualización: ahí va otra perla rubalcabiana: "en nuestras costas no se ahoga nadie", "Me parece que ha habido 25 muertos, que no se han ahogado, han llegado muertos en los cayucos". La ingeniosa respuesta de Pablo Molina. Para más información sobre la causa verdadera del problema migratorio según los socialistas pinche aquí).
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