Acto criminal. Nadie duda que el tiroteo y asesinato de representantes públicos y guardianes de la ley sea un crimen, pero no se trata de un crimen cualquiera, ya que sus comitentes, sus autores intelectuales y materiales son algo más que criminales corrientes, son terroristas y sus actos, si se quiere ser justo en los términos, son actos terroristas.
Habrá quienes crean que la preferencia entre los adjetivos criminal o terrorista es una mera cuestión de estilo y no un indicativo útil de lo que de verdad piensa el orador. Llamar a los terroristas criminales puede ser una licencia estilística apropiada en el contexto de un largo escrito, pero no en un breve comunicado de condena donde en unas pocas palabras debe condensarse todo el sentimiento y bagaje intelectual de quien se expresa, mas cuanto retrata al máximo representante popular de la nación, al que debiera ser su líder en los momentos mas difíciles, a quien tiene a su cargo a centenares de asistentes, consejeros y ayudantes mas sus ministros y ministerios con sus funcionarios correspondientes. Ese sujeto, debe de saber y poder escoger sus palabras más que ningún otro.
No hay atracador, asesino, traficante que persigue con su acto criminal que el Estado deje de considerarles criminales. El crimen es un acto abyecto, pero también un modo de vida, una elección que algunos seres humanos hacen de vivir al margen de la ética, la moral y la ley (no siempre coincidentes), pero se tarta de una decisión que trae sus consecuencias: la clandestinidad, la posibilidad de dar con los huesos en la cárcel y de perderlo todo de un momento a otro. El terrorista comparte algunas de estas características con el resto de criminales, pero también tiene una propia e intransferible, el deseo de que le Estado le reconozca como interlocutor legitimo y acepte sus demandas de orden social, político u económico. Esta es la razón de ser de la violencia desplegada por los terroristas. El crimen no es el fin o consecuencia de la vida de forma elegida, es un medio para la obtención de otros fines superiores, que transciende a la condición de criminal. Fines que el resto de ciudadanos deben de reclamar y defender por vía pacifica y democrática, pero que el terrorista quiere conseguir por vía violenta o de hechos consumados (todo el País Vasco es ya desde hace tiempo un gigantesco “hecho consumado”, donde mas de la mitad de población vive amenazada o coartada en sus derechos o bajo un síndrome de Estocolmo brutal). Que la línea práctica entre tipos de delincuentes sea, a veces, difícil de trazar no quiere decir que uno no aprecie las diferencias nada sutiles entre el simple criminal y el terrorista.
Zapatero se ha pasado la legislatura que termina llamando a los coches bombas “obstáculos al proceso de paz” y a las muertes causadas por los terroristas “accidentes mortales”. Los actos terroristas son ahora actos criminales. No se trata de un error o una inesperada coincidencia, las palabras de Zapatero son directa expresión de su pensamiento mas intimo, que no se avergüenza de airear de esta forma tan aparentemente neutra, pero no por ello igual de vergonzante que si lo hiciera abiertamente. ¿Qué pensaran los familiares de los guardias civiles tiroteados? Si el dolor les permite fijarse en estos detalles, algo que puede ser difícil en un momento como este, deberían sentirte como poco sorprendidos, sino abiertamente indignados, por que, con solo una palabra, el Presidente de su país a convertido a dos “mártires” de la lucha contra ETA, en dos agentes muertos en acto de servicio. Ese es el significado de las palabras de Zapatero.
El escéptico o el participe de esa ética indolora que es el buenísimo zapateril pensara que estoy loco o que levanto “falso testimonio” contra el Presidente. Antes de que la neo-inquisición venga a la puerta de mi/nuestras casa/as (y eso ocurrirá mas pronto que tarde si el PSOE gana las próximas elecciones, sino ha empezado ya con los militantes y sedes del PP, Alcaraz, la COPE, etc.) añadiré algún dato mas. En el mismo comunicado presidencial, Zapatero ha dicho: “jamás conseguirán nada con la violencia”. Otra de sus frases favoritas. Ni con la violencia ni con nada, señor (espero que no mas allá del 9 de Marzo) Presidente. ETA no conseguirá nada ni por la vía terrorista ni por la política, que no es la que todos entendemos por la democrática y constitucional, sino la negociación Gobierno-ETA/Batasuna que ha sido el eje central de su oposición (como hoy ya sabemos) y luego de su gobierno (como tuvo a bien recordárnoslo con aquello de que 2007 sería el año de la Paz, y que Paz).
Pero es mas, cuando Zapatero dice “Tantos atentados no les han mostrado todavía que sólo llevan con ellos la muerte y el dolor para sus víctimas, y la inevitable derrota de quienes los cometen.” miente y engaña al mismo tiempo. Miente por qué el hecho de que se cometan atentados no nos lleva a la deducción lógica de que ETA vaya a ser derrotada. Mientras ETA cometa atentados, mientras exista, no podremos decir que estamos cerca de su derrota, sino todo lo contrario. Eso es lógica y no la del Tribunal del 11-M. Y engaña, si, por que al hacer énfasis en el dolor de las victimas nos hace creer que esta realmente con ellas. Falso, como demuestra su actitud hacia el 90% de victimas representadas en la AVT y su presidente Alcaraz, quien tiene más legitimidad democrática que la que él tiene y espero nunca tenga.
Pero la maldad moral de este sujeto va mucho más allá. Si juntamos al engaño la mentira, tenemos ante nosotros un panorama diabólico, uno en el que una ETA pacificada, que haya dejado de causar dolor y muerte a las victimas (otra estupidez mas pues la condición de victima implica ya la presencia de dolor y muerte y viceversa, pero bueno) no deberá enfrentarse a una derrota, sino a la posibilidad mas cercana de su victoria. El cese del dolor y las muertes (de los atentados que las causan), y ese es el mensaje que esta transmitiendo el Presidente, acabaría con la legitimidad moral y social de las victimas, quienes en ausencia de violencia habría pues de callar, filosofía harto repetida durante el “alto el fuego trampa”. El cese de los atentados pues acercaría a ETA hacia la victoria que le importa, que no es militar (técnica y materialmente imposible) sino política (la autodeterminación y/o independencia). Alguien puede creer honradamente eso de que “Más que nunca hoy los terroristas tienen que saber que todos estamos unidos contra ellos. Todos, firmemente comprometidos para defender los valores y las instituciones que nos hacen libres. Defenderemos con determinación nuestra libertad”. ¿De verdad? Esta seguro que todos, ¿demócratas y nacionalistas, socialistas y populares? En que valores e instituciones, ¿las constitucionales? y que concepto de libertad ¿libertad bajo la ley y el Estado de derecho? Ja.
Zapatero no es de fiar, no es el líder político que necesita (no diré merece, pues eso hay que ganárselo) una nación, carece de las convicciones morales mínimas que se le deben exigir a un gobernante, a cualquier político, y aunque no seré yo quien defienda la absoluta identidad entre ética y política, en la que no creo y que no me parece practicable, de ahí a aceptar la ausencia total de frenos morales y de decencia que han caracterizado los 4 años de Zapatero en el Poder va un trecho muy, muy largo. En él deberíamos encontrar un cierto consuelo civil, más cercano e inmediato que el consuelo divino. Pero nada de nada. “Quienes han cometido este execrable crimen serán detenidos y puestos a disposición judicial. Cumplirán rigurosamente sus penas y pagarán por el daño irreparable que han causado.” Faltaría menos, sino entonces si que habría motivo para rebelarse contra el gobierno hasta por la fuerza.
Termino ya haciendo publico mi pésame para con los familiares del guardia civil asesinado, Raúl Centeno, y mi solidaridad con los del otro agente herido, Fernando Trapero, mas mis deseos de que salga adelante y se recupere. También decirles que en lo que corresponde a mi modesta persona nunca permitiré que lo ocurrido a sus seres queridos sea privado del significado que realmente tiene. Yo no seré Zapatero. Y usted.
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