Centrándonos en la política, me refiero a la política profesional, la de los partidos y las tareas de gobierno, esta se caracteriza por tener como guía esencial lo que Isaiah Berlín llamaba el “juicio político” la capacidad de apreciar cuales son las estrategias, movimientos, decisiones y acciones adecuados dentro de la vida política. (Gustavo Bueno usa criterio similar, el principio de “prudencia” que debe guiar las acciones políticas). Se trata de un conocimiento práctico y que juega esencialmente en el largo plazo. Esto tipo de conocimiento no es aprensible por la ciencai 8auqneu lso cientificos politicos lo crean asi) y sin duda va mas allá de cualquier reflexión ética-racional. Al político se le presupone el “juicio político” (o la prudencia) y la única manera de saber si un político ha acertado o no en su labor es “a posteriori”, cualquier análisis “a priori” no será mas que una predicción sin ningún valor de verdad objetiva. Es por eso que la política da bastante asquito desde dentro y desde fuera, y se aparta tan a menudo de la ética. No se parece a ninguna otra actividad, aunque un cierto grado de actividad política esta presente en toda actividad humana, esta es el componente principal solo en la propia actividad política). Personalmente, respeto a quien se dedica a este “oficio” por los motivos que sean y creo con ingenuidad palmaria que hay gente que esta en un partido para servir a los ciudadanos. Pero tampoco me engaño, la política funciona como vemos, los acuchillamientos, los pactos, las melindreces, etc. son el pan de cada día, es el menú que se ha de tragar, pero si sobrevives puedes alcanzar cimas de reconocimiento público, poder e influencia social que a los demás mortales nos están negadas. Yo no tengo estomago o valor suficiente para dedicarme a ello, por eso me he resistido (tampoco ha hecho falta mucho esfuerzo) a ser fagocitado por asociaciones de estudiantes y partidos políticos varios, en cambio, me he dedicado mucho, en publico y en privado, a comentarla.
Diferentes lecturas de las elecciones y las críticas a Rajoy. El comentarista político, a la hora de analizar y valorar los sucesos políticos debe tener en cuenta argumentos muy diferentes y servirse de ellos para intentar averiguar que elementos influyen o influyeron en la decisión de un político. Los argumentos éticos son solo un tipo de argumentos a usar, pero no los únicos y en la medida que otro tipo de argumentos como los de utilidad política o jurídicos (de principio o de legalidad) sean suficientemente fuertes nos veremos obligados a apartar la ética. No obstante el resultado seguirá siendo un análisis parcial e incompleto, naturalmente limitado.
Cuando he criticado las opiniones de quienes creen que Rajoy debe irse lo he hecho teniendo en cuenta no solo argumentos éticos del tipo “quien pierde se va” y “todo partido debe renovarse continuamente”. He tratado de no olvidar las difíciles circunstancias de la oposición popular, haciendo una lectura del resultado electoral positiva y anticipar que es lo mejor para el país y el partido que representa la única alternativa real y posible al PSOE de Zapatero. Habrá quien no comparta mis argumentos, está en su total derecho, pero acusarme a mi o a cualquiera que ose tener la misma opinión de sectarismo (¡!), “marianismo” (¿?), “peperismo” (¿¿??), cobrar del partido (¿¿¿???) o iniciar una caza de brujas (sic) es algo que me parece francamente decepcionante y de una flaqueza intelectual que da grima. Esperaba encontrar entre los críticos a Rajoy, además de insultos, argumentos sólidos y lo que encuentro es oportunismo cainita, un recurso plano y abusivo a la ética y un brindis al sol por un posible partido popular auténticamente liberal, que además gane las elecciones de 2012 a la Izquierda. Todo esto pasa, OH! milagro, por unas primarias que nadie ha definido ni se ha parado a pensar en sus posibles consecuencias.
Dijo Federico, ayer martes, durante la “movidita” tertulia en La Mañana de COPE que no conoce político que no quiera ser presidente. Bien, yo no conozco político que este dispuesto a suicidarse voluntariamente cuando es ya presidente. Hay políticos que pueden ser temerarios, vivir jóvenes y dejar un bonito cadáver (Gallardón), masoquistas, que se resisten a abandonar el cargo aunque se hundan ellos y el partido (Fraga), que se endiosan (Aznar) e se creen iluminados (Zapatero). Pero suicidas, suicidas… no los conozco. Un partido político en su conjunto en cambio si puede suicidarse (lo hizo UCD) y puede hacerlo el PP si se pone a ello. Pero Rajoy no se va a suicidar (aunque doctores Montes tiene la “Iglesia” dispuestos a practicarle amablemente la eutanasia) ni dejar que el PP se suicide. Tampoco se irá mientras no le echen, como ocurre con todos los políticos sensatos o no. En su caso, además, quedarse es su responsabilidad. Uno no dirige un partido cuatro años bajo condiciones excepcionales, se lo echa al hombro, lo lleva a sus mejores resultados y, luego, se lo entrega a otro y si te he visto no me acuerdo. Ya he comentado que la derrota popular es, también, la confirmación de un liderazgo, ambas cosas no son incompatibles. Rajoy tiene el aval de más de 10 millones de votantes, conserva los que ya tenia y añade otros 400.000 nuevos, algo muy meritorio. Al mismo tiempo, Zapatero ha perdido mucha de la legitimidad para gobernar que tenía a pesar de ganar las elecciones, ya que ha perdido el voto de centro. Ese mensaje tiene que ser oído bien fuerte desde el primer día de legislatura y hay que presionar al Presidente del Gobierno para que llegue a acuerdos con el PP en los 4 puntos que Rajoy le ofreció ya en la legislatura pasada. Solo si los populares se organizan para llevar ese mensaje con fuerza al Parlamento y los medios podrán empezar, ya mismo, a minar la cada vez mas reducida credibilidad de Zapatero ante la opinión pública. Aun hay un 25% de abstención en el electorado y el PSOE va a seguir perdiendo votos por el centro si mantiene la misma política. Una vez mas, Rajoy es el mejor situado para aprovechar este contexto.
Rajoy se queda y va al Congreso del PP.
Ayer, Mariano Rajoy, se presento con la cabeza bien alta, aunque con tono y expresión todavía afectados, ante los medios de comunicación y anuncio que ira al Congreso del PP en Junio con aspiraciones de ser designado candidato a Presidente del Gobierno. Anunció equipo propio, algo que yo interpreto no tanto como que le hayan hecho el actual como que en su momento tuvo que formar uno posibilista que contribuyera a la unidad del partido aunque las personas no fueran las mas adecuadas para esas funciones. Ahora, en cambio, tiene la legitimidad necesaria para presentar un equipo más acorde a las circunstancias y necesidades del partido y que sea aceptado por todas las corrientes internas y esa legitimidad se la han dado las elecciones, renunciar a ella es de locos.
Se comenta que va a ser el único que se presente como candidato a candidato y que el Congreso solo servirá para ratificarle. Pues me parece muy bien, no veo por qué un líder ya confirmado en las urnas tiene que someterse a más pruebas electorales para hacer lo que ya le han mandado hacer los españoles con sus votos: liderar la oposición de derecha y centro-derecha contra Zapatero.
En cuanto a las posibles consecuencias de un proceso alternativo de “primarias” o un congreso mas abierto (con Rajoy no candidato), resumo: un año sin oposición parlamentaria y política real al PSOE (tarea que recaería como en 2004 en la sociedad civil, la Iglesia y la COPE); un PP dividido entre quienes se enfrentan a Zapatero y quienes quieren compadrear con la Izquierda; un líder resultante que cuente con la legitimidad de una parte de los militantes y no la de urnas (a Rajoy, recordemos, le han votado ciudadanos que no son militantes populares); y una perdida notable de capacidad para presionar a Zapatero. Este panorama sería tan catastrófico que la mera posibilidad de que ocurra debe ser convenientemente alejada. Rajoy y el PP han tomado una decisión y solo el tiempo nos dirá si es la acertada, pero parece ser la más juiciosa o prudente.
Sobre la democracia interna de los partidos y el Art. 6 de la CE. Articulo 6, ultimo inciso, de la Constitución Española de 1978 (sobre los partidos políticos):
“Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.
En mi opinión, hay 5 formas de resolver el asunto del funcionamiento democrático interno de los partidos, aquí se las cuento:
- La primera de ellas es la que utilizo el PSOE con las primarias que dieron lugar a la elección de Zapatero como candidato. Ante una crisis tremebunda del partido, en la que nada funciona, vamos cuesta abajo y se nota que no sabemos lo que hacemos, decidimos probar el experimento “primario”. Tal experimento carece de garantía de éxito alguna, es una medida desesperada, y no sirve para el futuro pues se trata de solución voluntarista, el dedo puede volver en cualquier momento, sino miren como esta el PSOE (no hace falta contarles cuanta gente valiosa dentro del mismo, la mayoría desconocida, ha sido defenestrada desde hace 6 años).
- Dos. Que desde el Gobierno se proponga una Ley de Partidos que regule el asunto del funcionamiento interno. Llevamos dos leyes de Partidos desde 1978 y ninguna ha tocado el tema. Vamos, el principio de no intervención en los asuntos internos aplicado a los partidos políticos.
- Una tercera hubiera sido que el TC hubiese dado unas directrices claras al resolver la constitucionalidad de las dos Leyes de Partidos de la Democracia. Al respecto solo dijo que esta en manos de cada partido político establecer en sus Estatuto el procedimiento concreto. Es pues, que la solución constitucional tampoco nos sirve.
- La cuarta seria que los propios partidos políticos estableciesen un sistema de “primarias” en sus Estatutos. Hoy por hoy ningún partido esta dispuesto a establecer semejante sistema de manera permanente y como hay libertad de elección del procedimiento pues tenemos Estatutos que son como son, opacos en la materia.
- Y llegamos a la quinta y ultima solución, consiste en que, en algún momento, un militante o grupo de militantes presente una demanda ante los tribunales en contra de los Estatutos de su partido y/o las decisiones tomadas en base a dichos Estatutos y de esta se sustente un procedimiento judicial que lleve a una sentencia que obligue a la reforma que los partidos no hacen voluntariamente. Por desgracia, en 30 años de democracia no se ha visto demanda alguna de este tipo.
Conclusión. Puesto que el Congreso Popular al que se presenta Rajoy es escrupulosamente legal (mientras un tribunal no diga lo contario) y políticamente conveniente (el PP tiene que aprovechar su fortaleza en hacer la oposición al Gobierno y no en espurios debates de ideas y votaciones de posibles lideres los cuales, no solo, son menos convenientes que Rajoy, sino que además ninguno quiere presentarse), lo que éticamente les parezca a algunos es irrelevante. Tan irrelevante como que los ingleses, a día de hoy, sigan manteniendo, con razón, que la independencia de EE.UU. fue ilegal, pero ignoren a su vez que los argumentos éticos y políticos a favor de la misma eran abrumadores.
1 comentario:
Hola,
He llegado a tu blog por un comentario en el de Perdiu.
Curiosamente veo que tu último post (éste) habla de lo mismo que mi penúltimo post:
http://www.jordiroca.com/politica/2008/03/me-rio-de-la-democracia-interna-del-psoe-y-le-hago-una-pedorreta/
Me río de la democracia interna del PSOE y le hago una pedorreta
Un saludo.
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