¡Visualización óptima de este blog con una resolución de pantalla de 1280 x 1024!

Páginas

LA FRASE

"Los españoles pertenecemos a la categoría de colectivos a los que tradicional e históricamente preocupó mucho más la diferencia de clases y la injusticia socialque las libertades individuales.

Se perdona mal a los ricos y empresarios la ostentación y el agravio, mientras que los funcionarios públicos pueden difundir secretos, realizar escuchas, propagar infamias y otras mil maneras pergeñadas para el abuso del poder."

UN TOQUE LIBERAL

martes, mayo 10, 2005

¿60 años de la derrota del Nazismo?

Con motivo del 60 aniversario de la derrota del nazismo, significada en la toma de Berlín por el Ejercito Rojo, el editorial de hoy de LIBERTAD DIGITAL nos recuerda una de las grandes mentiras en las que se sustenta la historia de la segunda mitad del siglo XX: la alianza del Comunismo Soviético con la libertad y los derechos humanos. Si en su momento el Occidente Democrático, representado en esencia por los países anglohablantes (EEUU, Canadá y Gran Bretaña con los países aliados de la Commonwealth) y los restos de los ejercito francés y belga que huyó con Charles De Gaulle hacia Inglaterra, estuvo en el mismo bando que la URSS, solo se debió a una de esas contradicciones con las que nos sorprende la historia. Los dos regímenes más liberticidas y genocidas de la historia de la humanidad fueron incapaces de ponerse de acuerdo para repartirse el Mundo. La ambición de Hitler le llevo a cometer el error definitivo que le hizo perder la Guerra, atacar a Rusia incumpliendo el "pacto Ribbentrop-Molotov", firmado por los respectivos ministros de exteriores de ambos países en 1939 para no agredirse mutuamente. Esto coloco a Rusia en el “bando de los buenos” con las consecuencias que todos conocemos. Solo la entereza de Wiston Churchill (feroz anticomunista) impidió que Stalin se quedara con mas territorios (sí de Roosevelt hubiera dependido, enchochado por el carisma del líder soviético en los últimos meses de su vida, las concesiones hubiesen sido inimaginables).

El fin de la Segunda Guerra Mundial legitimó el Régimen Soviético a los ojos de todo el mundo como un amigo de la libertad y la justicia. Cientos de intelectuales y millones de personas que disfrutaban de la libertad y la democracia restauradas en la Europa Occidental, y que, por supuesto, desconocían el estado de la cuestión al otro lado del Telón de Acero, miraban el socialismo real como la culminación del progreso del genero humano, como el estado ideal de igualdad, libertad y justicia. El comunismo no solo se convirtió en una opción aceptable frente a la democracia liberal, sino en la única opción valida pues Occidente se había convertido en esclavo del capitalismo Estadounidense, una nueva forma, más sutil, de nazismo, que condenaba a la clase obrera a la explotación y al tercer mundo a la pobreza y esquilmación de sus recursos. Por supuesto, al igual que el 3er. Reich, La URSS encontró un aliado inesperado en el islamismo más radical en su lucha contra el Imperio del Mal. 60 años tardó el comunismo en ser devorado por sus propias contradicciones y la caída del muro de Berlín, en pie símbolo de la separación, ahora derruido símbolo de una victoria, la de la libertad, que por fin llego a millones de seres humanos que no habían podido disfrutar de ella cuando supuestamente habían sido liberados del yugo nazi en 1945. Occidente pago caro aquel acto de relativismo moral, impuesto por unas circunstancias extremas, que fue la alianza con el Comunismo. La historia se repite. Aquello fue en su momento una reedición de otro descalabro moral, la alianza de la democracia y el liberalismo con el nacionalismo durante el siglo XIX, por un lado para detener la progresiva influencia del marxismo entre los movimientos obreros, por otro lado para acabar con los grandes imperios (primero el napoleónico y luego el Austrohúngaro) y cuyas consecuencias solo se apreciaron tras el estallido a comienzos del siglo XX de la Primera Guerra Mundial.

En España, otro acto de relativismo moral llevó a un gran pacto constitucional en 1978. Para traer la democracia a España, después de una ineficaz Monarquía, una fracasada Republica (con Guerra civil incluida) y una inmoral Dictadura, se hizo necesaria una alianza entre demócratas y nacionalistas que recuerda las alianzas pasadas de los Siglos XIX y XX, por ser fruto de las circunstancias y por buscar algo mejor que lo anterior o presente. Como en las ocasiones anteriores el pacto no tardo en ser roto por una de las partes y, como entonces, por aquella que más claramente supeditaba los derechos individuales de sus miembros a proyectos colectivistas.

Costo dos Guerras Mundiales mas una Guerra Fría (¿la Tercera Guerra Mundial?) arreglar los desastres derivados de aquellas alianzas. En España aun no sabemos como acabara la nuestra. El "melón" se ha abierto y desde posiciones democráticas hay signos de estar dispuesto a permitirse pagar un precio por mantener la alianza. Se tiene la percepción de que puede salir bien, pero de ser cierto, ¿cuanto tiempo duraría?. El que la Parte de Siempre (el nacionalismo) este dispuesta a cumplir con lo pactado. "La Otra Parte" (nosotros, los demócratas defensores de la libertad) solo tenemos que sentarnos a esperar el nuevo envite que no tardaría en llegar.

Celebremos, por tanto, el 60 aniversario de la derrota del 3er Reich. Pero no nos engañemos, solo fue una batalla mas (muy importante y trascendental por su implicación mundial), pero la Guerra continua, el nacionalsocialismo, en sus variadas formas no ha sido derrotado, y se reproduce como un virus haya donde la libertad es puesta en duda, tambien dentro de nuestras fronteras. Los verdaderos demócratas no podemos permitirnos mas alianzas y actos de relativismo moral. Ayer, los judíos, hoy, ¿quiénes son las victimas?

No hay comentarios: