(...) “el fin de la violencia no tiene precio político, pero la política puede contribuir al fin de la violencia. Trabajaré sin descanso con todo mi Gobierno para alcanzar el fin de la violencia y tengo la plena convicción de que los españoles apoyarán nuestro esfuerzo. Si se diera el caso, me comprometo formalmente a acudir ante esta Cámara para explicar los pasos a dar y para solicitar el respaldo de todos los grupos políticos al logro de la gran aspiración de poner fin al terrorismo en España (...)"
(...) violencia y política no deben cruzarse. Por eso he querido hablar primero del terrorismo y por eso he querido hablar primero de la vida y la libertad de los ciudadanos, unos bienes que están más allá de cualquier debate político. Y sólo después de hablar de aquello que debe estar antes y fuera de la política, sólo después de hablar de la vida y la libertad de los ciudadanos, es el momento de hablar de política, el momento de hablar de nuestras distintas opiniones (...) "
En estas líneas el Presidente del Gobierno, lejos de tranquilizar al pueblo español, ha introducido, en cambio, una gran dosis de incertidumbre sobre su discurso político, lo que, en mi opinión, resulta especialmente preocupante dada la responsabilidad del puesto que ocupa. A cualquiera debería resultarle como menos inquietante lo que se desprende de algunas de las afirmaciones que hace, aunque tal vez sea necesario aclarar una serie de cuestiones y conceptos que el lector puede necesitar conocer para valorarlas en su justa medida.
La primera de estas cuestiones puede parecer baladí, sin embargo, considero esencial para valorar su discurso saber que se entiende por política o debate político. La “Política” (con mayúsculas) representa algo propio y fundamental de todo sistema de organización humano, en tanto que “ciencia básica” que trata sobre los asuntos públicos dentro de la comunidad política y que no se limitaría a la discusión entre representantes en un régimen parlamentario sino que ocuparía el montante (generalmente contradictorio) de opiniones que los individuos dentro de esa comunidad tienen sobre dichos asuntos. Por otro lado, la “política” (con minúsculas), aquella que señalara HANS KELSEN como producto de la democracia de masas, representaría el “pasteleo” entre los distintos partidos políticos y las elites sociales en el reparto de las cuotas de poder. ¿A cual de estas dos políticas se refiere?, seria interesante saberlo, mas que nada porque la actitud de su gobierno con relación al conflicto vasco parece más cercana a la segunda de ellas. Que la “Política” quede supeditada a la “política” es uno de los mayores peligros a los que se enfrentan las sociedades democráticas y aunque puede sonar ingenuo por mi parte la pretensión de que los políticos profesionales se inclinen por hacer “Política” mas que “política”, creo, es algo a lo que merece la pena aspirar.
La situación del Gobierno y del PSOE en relación con el País Vasco es harto preocupante en la medida en que es el único partido que se sitúa en una posición esencialmente “política” y no "Política", pues, desde su repugnante concepción de la misma, incluso el entramado político de ETA hace "Política", con unos objetivos definidos e identificables. La "Política" del PSOE es ahora mismo indescifrable, sino inexistente. El argumento es algo complejo pero creo que se me entenderá mejor si digo que la indefinición y silencio sobre determinadas cuestiones con el fin aparente de conseguir y/o conservar el poder o una parte infima del mismo se ha convertido en el eje central de las decisiones de Zapatero, López y compañía, mientras que se pasa por alto que de lo que se trata en ultima instancia es de decidir cual es nuestro modelo ultimo de sociedad, uno en la que la vida y la libertad estén por encima de la “política” o uno en el que estas queden supeditada a ella.
Así, en otro orden de cosas, me gustaría que nuestro Presidente definiese cual es su interpretación sobre lo que es para él la vida y la libertad y cual es la relación que existe entre ambos valores. Vida y libertad no son previos a la “Política” (con mayúsculas) sino el objetivo más importante (puede que el único) de la misma. Presuponer que la vida y la libertad de todos los individuos están asegurados simplemente por pertenecer a una comunidad política, o siquiera puedan llegar a estarlo nunca en su totalidad, es una ingenuidad impropia de alguien sin sentido de la realidad y de la historia. La lucha diaria del ser humano es la lucha por la vida y la libertad, amenazadas continuamente por los miembros de su propia especie. Es aquí donde la discusión publica toma todo su sentido: como proteger con mayor eficacia el derecho a la vida y la libertad de los miembros de la comunidad frente a las agresiones de aquellos que no respeten dichos derechos. Evidentemente también seria ingenuo obviar que sobre las medidas a tomar existen discrepancias a veces enormes según le pidamos opinión a una u otra persona. Sin embargo es especialmente relevante cuando la opinión pedida es la del presidente de tu nación. Por eso sobre la relación entre libertad y vida quisiera apuntar algo muy básico pero también generalmente obviado: asegurar la vida no puede hacerse a costa de la libertad. La relación entre ambas es de inseparabilidad (por lo menos para el liberal), pues de lo contrario nos encontraremos ante esclavos en lugar de hombres libres. El precio más sencillo de pagar por la vida generalmente esta en la renuncia a la libertad. También son derechos genéricos, son de todo el mundo, no solo de unos pocos con poder o de una mayoría social que decida sobre los mismos según cuales sean las circunstancias, por ello, la libertad de los unos, los nacionalistas, no puede asegurarse a costa de la vida de otros, los no nacionalistas, como ha ocurrido y seguirá ocurriendo mientras ETA este presente.
Las palabras del Presidente del Gobierno nos revelan también un aspecto trascendente de la cuestión, la existencia de “violencia”, violencia por la que no se puede pagar un “precio político” (es decir un precio Político, con mayúsculas), para a continuación añadir: “...pero la política (¿Política o política?) puede contribuir al fin de la violencia...”. Si se refiere a la "Política", por supuesto que tendría razón. Desde la llegada de la democracia se ha tratado, desde los partidos nacionales, de hacer "Política", defender la vida y la libertad en el territorio español frente al terrorismo ETARRA (con mayor o menor acierto), y todas y cada una de las veces que se ha descendido al terreno de la “política” o se ha recurrido a medios ilegítimos, solo se ha conseguido dar alas al nacionalismo en su progresiva y desquiciante deriva totalitaria, no por independentista o soberanista (aspiraciones legitimas en "Política", con mayúsculas), sino por antidemocrática e inmoral al relativizar los valores de libertad y vida de los ciudadanos que integran la comunidades políticas tanto española como, particularmente, vasca. Pero si se refiere a la “política”, el Presidente, además de estar profundamente equivocado, roza descaradamente la inmoralidad. Solo sugerir que posibles acuerdos entre partidos políticos pueden servir para allanar el camino para la “paz”, eludiendo el análisis critico de porque hemos llegado a la situación actual y quienes son los auténticos responsables (ETA y el PNV) es aceptar la derrota de los valores democráticos y constitucionales. Por eso todo proyecto político en el País Vasco que quiera hacer justicia y defender los derechos de todos los ciudadanos, en particular vida y libertad, pasa, además de por la derrota policial de ETA, por la oposición radical pero democrática al PNV y al nacionalismo con el fin de que sea sustituido al frente de la direccion de la instituciones de la Comunidad Autónoma Vasca . Otro camino distinto supondría relativizar lo sucedido durante 30 años y liberaría al nacionalismo de toda autorreflexión sobre como ha llevado la defensa y promoción de su proyecto político, también sobre la mayor parte del contenido material del mismo. "Violencia y politica no deben mezclarse", dice Zapatero, pero precisamente lo que esta haciendo ya en su mismo discurso es mezclar lo uno con lo otro.
Para finalizar. No pueden decirse en la sede de la soberanía nacional frases grandilocuentes sobre la vida y la libertad cuando apenas 24 horas antes el máximo responsable de tu mismo partido en una comunidad autónoma se reúne con aquellos que son los representantes de ETA y que no condenan el exilio y asesinato de muchos de tus votantes y afiliados. No se puede, bien porque contradice palmariamente aquello que se dice defender, bien porque deja al descubierto el verdadero significado de las palabras pronunciadas, que no es el que se quiere hacer creer a la opinión publica, sino el que he apuntado a lo largo de esta anotación. En resumen: la rendición del Estado de Derecho y la traición a la vida y la libertad.
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