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LA FRASE

"Los españoles pertenecemos a la categoría de colectivos a los que tradicional e históricamente preocupó mucho más la diferencia de clases y la injusticia socialque las libertades individuales.

Se perdona mal a los ricos y empresarios la ostentación y el agravio, mientras que los funcionarios públicos pueden difundir secretos, realizar escuchas, propagar infamias y otras mil maneras pergeñadas para el abuso del poder."

UN TOQUE LIBERAL

miércoles, septiembre 21, 2005

Liberalismo, Cristianismo y Matrimonio (3)

CAPITULO 3: ¿QUÉ ERA ORIGINARIAMENTE EL MATRIMONIO? DERECHO ROMANO Y CRISTIANISMO. LA CAIDA DEL IMPERIO ROMANO, EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA.

¿Cómo llegamos al debate sobre la naturaleza y fundamentos del matrimonio moderno? Una gran parte de las opiniones vertidas en los últimos tiempos sobre la necesidad de reforma de la institución matrimonial civil parten de la presunción de que el paso de los siglos ha variado el significado del matrimonio que ha de adaptarlo a los cambios sociales producidos. Esto justificaría que en la actualidad la unión de 2 personas del mismo sexo deba llamarse matrimonio. Que dentro del matrimonio se han producido cambios con el paso de los siglos es tan cierto como que ha habido cambios en ciencia, política, economía, relaciones entre individuos y usos sociales. Pero el matrimonio no ha cambiado de la forma que algunos afirman y tratan de hacernos creer a los demás, eso sí, sin argumentar en modo alguno. El porque de esta falta de pruebas materiales del cambio se debe a que:

a) Desconocen el origen del matrimonio.
b) Desconocer el origen de las cosas
es no conocer su esencia.
c) Conocer la esencia de las cosas significa saber
que todo lo que pierde su esencia no es nada o es otra cosa, pero nunca lo que
era en origen.
d) Por eso defender la esencia de las cosas es defender las
cosas mismas.

Si a muchos nos parece de poca preparación intelectual y un nulo servicio al pensamiento racional el uso de la palabra matrimonio para denominar aquello que no es precisamente matrimonio, es porque no hemos perdido (todavía) cierto amor por la verdad y la justicia. De eso quiero hablar en esta tercer capitulo.

¿Que era en origen el matrimonio?.

Lo que no era, por supuesto: un contrato. Nunca lo fue ni lo ha sido por mucho que algunos se hayan empeñado en convertirlo en tal. Por supuesto, que no fuese un contrato no lo invalida como instrumento de libertad. Tampoco puede negarse que la teoría contractual puede sernos útil para manejar algunos aspectos del matrimonio como institución jurídica (por ejemplo el régimen económico o las manutenciones que, retengan el dato, en España están dentro de la sección de Obligaciones y Contratos del Código Civil y no de la sección dedicada a regular el Matrimonio), pero nunca nos servirá para decirnos que es. Como tampoco nos dice un contrato lo que es la propiedad. El matrimonio es una institución jurídica, como la propiedad, que refleja una institución natural. Como la Propiedad. Si esta parte de una realidad natural (la escasez de recursos), el matrimonio parte de otra realidad natural: la unión entre hombre y mujer con fines de convivencia y para la perpetuación de la especie, tanto física (reproducción) como cultural y moralmente (educación básica en valores)[*].

Por tanto el matrimonio traslada al ordenamiento jurídico de las sociedades la regulación de una realidad natural “espontánea”. En las sociedades precristianas con cierto grado de evolución (otra vez POPPER) el Matrimonio definía un “hecho social”, la unión espontánea de hombre y mujer con fines reproductivos y comunitarios, pero fue con los romanos cuando recibió el contenido jurídico más perfecto. El jurista clásico Modestino definiría el matrimonio como “la unión del hombre y la mujer en comunidad plena y en comunicación del Derecho divino y humano”. En este sentido, Ulpiano apela a como la existencia misma de las especies vivas deriva de “la unión del macho y la hembra que los juristas denominamos matrimonio”. Como vemos no hay referencia alguna a una realidad contractual (como puede ser la compra-venta). La mayor parte de los juristas romanos no tenían dudas de la conexión entre el matrimonio como institución jurídica y el Derecho natural, derecho que no cambia con el paso del tiempo, pues supondría admitir que la naturaleza del ser humano cambia, y no que se adapta al progreso y evolución.

A menudo la etimología de las palabras nos ayuda a entender como se reflejaba la relación de genero dentro del matrimonio. Así dos instituciones jurídicas actuales, matrimonio y patrimonio, nos remiten a la percepción de las relaciones entre sexos en la antigüedad. La similitud entre las palabras no ha de sorprender. "Patrimonio" refiere a todo aquello que era del dominio del pater o paterfamilias (el padre de familia), en general los bienes de valor económico, la representación jurídica de la familia en la vida publica, y de todos y cada uno de los miembros de la misma. El “Matrimonio”, etimológicamente refiere a aquello que era del domino de la mater o materfamilias (la madre de familia) en particular el trabajo domestico, el cuidado de los hijos y su educación primaria. La palabra matrimonio paso a definir jurídicamente el vinculo hombre / mujer dado que la finalidad reproductiva y perpetuadora de la sociedad eran las que primaban sobre las dos vertientes de la unión. A mas de uno le podrá parecer que esta distinción era tremendamente machista, sin embargo ya en la propia Roma (incluso en Grecia) no se tenia tan claro que esta separación de roles (impuesta por la economía y sociedad primitivas) supusiera un estancamiento de la definición jurídica. Asi no era raro (sino totalmente aceptado) que hombre y mujer traspasaron la definición de sus campos de actuación natural. La mujer no raramente poseía en Roma patrimonio propio (sobre todo por herencia familiar). Mas adelante volveré sobre ello. Por ahora nos basta con entender que significaba o refería el matrimonio en aquel momento concreto de la historia de la humanidad [**].

Roma, libertad y Cristianismo.

Antes de continuar con la explicación del significado y evolución del matrimonio quisiera hacer un alto aprovechando el contexto histórico en que se definió jurídicamente la institución y señalar cual fue la influencia del Cristianismo. Cristianismo y Derecho Romano llegaron a coincidir en una experiencia que permitió que ambos se salvaran de desaparecer en la Historia. Me arriesgare a exponer mi propia tesis sobre el tema que no estará exenta de polémica. A ello dedicare el resto de este capitulo 3º.

Hace no mucho leí a un columnista de periódico presumir de la incompatibilidad entre religión (incluido el cristianismo) y libertad, resaltando (o eso entendí yo) el carácter ateo del liberalismo. Como ya he expuse en el capitulo 2º tal presunción de incompatibilidad es incierta y responde a criterios interesados, pero lo que más me llamo la atención de su argumentación fue la afirmación de que el Imperio Romano inicio su decadencia tras fusionarse con el Cristianismo. No es mi intención descargar mi critica sobre el columnista, solo lo presento como el último ejemplo de una opinión muy extendida entre círculos intelectuales que no deja de ser una simpleza maniquea (el maniqueísmo es, en si mismo, una simpleza intelectual). Un repaso superficial a la historia de Roma es suficiente para desmontar tal afirmación, o por lo menos teñirla de dudosa. El Imperio Romano ya estaba en crisis desde finales de la Republica y su permeabilización por el cristianismo tuvo mas de intento por salvarlo que de razón de su paulatina decadencia.

La historiografía mayoritaria presenta el Principado (iniciado formalmente con Octavio durante el siglo I a.C.) como la gran época de florecimiento cultural y económico de la historia de Roma, sin embargo durante estos primeros años se gestan la gran mayoría de los problemas que deberá afrontar el Imperio hasta su disolución. Los avances asociados al estable (normal, acabo con el resto de sus enemigos políticos) gobierno de Octavio (posteriormente titulado Augusto) fueron consecuencia de un enfoque predatorio en su política tanto económica como militar, basada en la consunción de los recursos fruto de las conquistas militares. Sus medidas concretas y reformas de las instituciones tuvieron algunos resultados que recuerdan a practicas muy comunes para los admiradores del despotismo ilustrado decimonónico o de las dictaduras de distinto signo ideológico del siglo XX (hay cientos de opiniones al respecto del personaje pero la mía no es muy positiva):

- Octavio destruye la figura de los magistrados mayores para asumir todos sus poderes en una nueva y única magistratura mayor, el Príncipe. Absorbe también los poderes extraordinarios del Senado que queda como un órgano consultivo (pronto sustituido por su propio consejo consultivo, el Concilium Principis). Los iurisconsultos pierden su independencia, creando un sistema jerarquizado que acaba en él como iurisconsulto mayor. En definitiva, inicia la liquidación de la división de poderes republicana.
- No parece que se preocupase mucho por evitar la muerte de Cicerón (el ultimo baluarte de la legalidad republicana) a manos de su rival Marco Antonio, posiblemente porque el orador habría sido, a la larga, un estorbo para sus planes.
- Otro de sus “aciertos” fue introducir la cuestión sucesoria en la política romana (la primera confrontación se produjo para determinar a su heredo entre las líneas representadas por sus dos hijos (adoptivos).
- También inicia el culto al Príncipe como religión oficial del imperio. Aunque según algunos historiadores no lo alentó, lo cierto es que se abre paso el culto al Estado personificado, a medida que se reduce la fidelidad a los principios republicanos. El estado y sus instituciones se transforman en fin y no medio.
- Octavio, además, crea el primer “Estado del bienestar”, a la postre, un sistema de beneficencia basado en el reparto de tierras y ayudas publicas a diestro y siniestro que costaba una burrada a las arcas romanas y que solo fue posible mantener mientras las conquistas militares provenían de mas recursos que predar. Obviemos que muchas de estos recursos se dilapidaron en la construcción de grandes obras publicas, unas mas útiles que otras (por ejemplo templos).
- A todo ello se une la aparición de una nueva clase dominante, esta vez, no asociada a ninguna clase social en particular (muy igualitario, si señor). Todos ellos (patricios o plebeyos ricos) mamaban convenientemente del presupuesto imperial. Si el problema de la republica era la oligarquía patricia, Octavio la sustituyo por una especie de clientelismo cortesano.

Si bien no podemos culpabilizarle de toda la evolución posterior de Roma, si por lo menos de iniciar lo que sus sucesores terminaron de rematar. Si nos proyectamos hacia el futuro inmediato, durante la época del Alto Imperio pocos destacan por su moderación y virtud (nada cristianos ninguno de ellos), y cuentan con algunos de los personajes más sanguinarios de la historia antigua como Nerón, Calígula o Comodo. Solo gloriosas excepciones como las de Trajano o, en especial, Marco Aurelio (un estoico a la antigua usanza) ninguno trato de reformar las estructuras cada vez mas estatalizadas del Principado.

En este punto considerar que el Cristianismo tuvo que ver con la decadencia del Imperio no presenta un cuadro completo de las relaciones entre el Estado y la Fe. Si algo se deduce de los primeros años de cristianismo es la admiración mutua entre Pablo de Tarso y Séneca (un critico del sistema del Principado), la persecución de los cristianos por el poder romano y el progresivo abrazo del cristianismo de los habitantes del Imperio motivados por su insistencia en una vida moral ante la decadencia de la sociedad clásica. Para cuando Constantino convierte oficialmente a Roma al Cristianismo ya no la reconocía "ni la madre que la parió", y en muchos aspectos no para bien. Con todas las criticas que se haga a este proceso, lo cierto es que Roma sobreviviría 300 años mas cuando podía haber acabado por aquellas fechas.

Matrimonio y familia en la decadencia de Roma

Entre las muchas cosas que demostraban la decadencia de la sociedad romana destacan la relajación en las costumbres y el aparcamiento de la familia como institución básica. Cosa que trataron de solucionar algunos de los emperadores del Bajo Imperio. Un detalle a estudiar mas profundamente es el contraste entre los emperadores clásicos y sus sucesores cristianos y tiene relación directa con el tema central de esta serie de anotaciones. Octavio Augusto modifica la institución jurídica del matrimonio en este sentido:

- Suprime las causas de divorcium.
- Convierte el repudio en un proceso publico que lejos de proteger a la parte repudiada (o sea, la mujer en general) la dejaba a merced no del derecho sino de la voluntad popular (no era tan complicado conseguir los testigos pertinentes).
- Convierte el matrimonio en un mero contrato dependiente de la voluntad de las partes. El número de divorcios se dispara en Roma.
- Promociona activamente (no tolera) las uniones extramatrimoniales frente a las uniones matrimoniales.

Su intención era la de aumentar el numero de nacimientos (la natalidad en Roma se había reducido drásticamente). Fracasa. Aun así le vino de perlas para contraer sucesivos matrimonios con los que intentar solucionar el problema sucesorio que el mismo había provocado. Esta línea fue seguida durante el Alto Imperio, ante la imposibilidad de los Emperadores clásicos para solucionar la decadencia familiar y demográfica los romanos se vuelven al cristianismo.

Por cierto ¿no le suena al lector alguna de estas medidas?. Si, de alguna manera están en el espíritu de la reciente reforma del Código Civil.

Como contraste podemos también analizar la respuesta que el Emperador Justiniano da a la crisis del matrimonio y la familia. Justiniano (cristiano él) encarga realizar una gran recopilación de leyes y obras de juristas romanos de todas las épocas. Entre las aportaciones que hace están cosas tan “retrogradas” como estas:

- Eliminar la institución del repudio, que perjudicaba especialmente a las mujeres con menos recursos.
- Penalizar el divorcio sine iusta causa, que perjudicaba a la mujer.
- Extender las causas legitimas de divorcio a la infidelidad del hombre dentro o fuera del hogar. Igualando sus causas a las causas de la mujer.

En la progresiva decadencia de la sociedad (sobre todo en el Imperio Occidental) la familia se vuelve el referente a seguir. Culpar a la Iglesia de hacerse la única valedera de esta es tan ridículo como acusarla de que en la actualidad quiera monopolizar dicha institución. Por otro lado la obra de Justiniano se convierte en la base del Derecho Medieval que rige los designios de Europa durante los siguientes 1000 años, y que, a la postre, salvara el continente del caos que sigue a la inevitable desmembración del Imperio. Lejos de suponer un descrédito del cristianismo esta operación de fusión será lo que mantenga vivo en el pensamiento occidental, tanto los valores morales que conforman el pensamiento judeocristiano como la tradición política greco-romana dando lugar a lo que hoy llamamos Civilización Occidental y que sin duda serán siglos después básicos (y no un estorbo como piensan algunos) para el nacimiento del capitalismo, el liberalismo y la democracia moderna. Pero eso lo comentaremos otro día.

Frente al caos de las invasiones bárbaras, el empuje cada vez más evidente del Islam sobre las fronteras de Europa, y la pervivencia de herejías cristianas (el primer remedro de marxismo fueron las herejías gnósticas cristianas, o así lo voy viendo últimamente confirmando aquello que dice Sánchez Drago sobre que el socialismo es una herejía del Cristianismo, y las similitudes entre el pensamiento gnóstico y el marxismo en sus conclusiones sobre el mundo material) el cristianismo conserva el acervo cultural de la civilización occidental durante mas de diez siglos.

Resumiendo, y en lo que nos interesa a efectos de esta anotación (ya lo llamaría ensayo), es en este ambiente donde el cristianismo toma la palabra y el contenido del matrimonio del Derecho Romano (a través de Justiniano) y lo convirtió en una institución jurídica propia. Mantener vivo el legado romano que creo una institución jurídica racional y útil para describir una realidad social surgida espontáneamente en la naturaleza es un triunfo del cristianismo. Por eso, hoy día podemos hablar de matrimonio y que dicha palabra siga significando algo.

____________________

[*] En opinión de algunos economistas el matrimonio tiene, incluso, importantes repercusiones económicas. Por ejemplo, la convivencia en pareja supone un ahorro en el gasto frente a la vida individual.
[**] En las sociedades primitivas, eminentemente agrarias, el matrimonio reflejaba una estructura donde el hombre realizaba las tareas físicas, cultivar, pastorear y cazar, y la mujer las tareas domesticas y el cuidado de los hijos. Esta tesis economicista se ha utilizado muchas veces de forma negativa para atacar la institución matrimonial sobre la base de que tras la revolución industrial, que acaba con esta división del trabajo, tal institución ha dejado de tener sentido. Esta tesis es errónea y así lo comentare de forma extensa en el próximo capitulo de esta serie.

domingo, septiembre 11, 2005

Liberalismo, Cristianismo y Matrimonio (2)

CAPITULO 2: LIBERALISMO Y CRISTIANISMO. "RERUM NOVARUM" DE LEÓN XIII.

Otro de los argumentos utilizados para devaluar la opinión de algunos liberales en relación con el matrimonio homosexual gira alrededor de la conexión existente entre el liberalismo español y la Iglesia Católica, que lo hace conservador por recoger parte de las ideas u opiniones de esta. Habría que dedicar decenas de anotaciones a la sarta de mentiras que sobre la religión cristiana en general y el catolicismo en particular ha sembrado la izquierda desde hace 2 siglos, pero ahora solo quiero detenerme en el motivo de que en nuestro país haya muchos liberales católicos (o por lo menos simpatizantes del pensamiento católico), menda incluido. Para empezar, el liberalismo moderado en España nunca se caracterizo por su anticatolicismo, no como el liberalismo más radical decimonónico. Con mayor o menor acierto trato de encuadrar las necesarias reformas sociales y políticas que necesitaba España sin proceder a un ataque directo contra la Iglesia. Yo como creo que muchos otros nos inscribimos dentro de esta tradición política. Pero el factor decisivo no proviene de la actitud hacia la religión o la Iglesia en particular sino de la naturaleza misma del liberalismo. Por la inclinación de los liberales al pensamiento racional y el análisis juicioso, conocemos bastante bien nuestra religión y su historia. Si catolicismo y liberalismo pueden ir de la mano en muchos aspectos es porque no desdeñamos el amplio e influyente legado que desde el del XIX envuelve el mensaje de la Iglesia y que integro la corriente denominada “catolicismo liberal”. Esto a muchos les sonara a chino, pero se trató de una corriente dentro del seno de la Iglesia que buscaba aunar el pensamiento liberal y la filosofía moral y ética del catolicismo (tal como lo habían hecho las confesiones protestantes). Su existo fue demoledor. La conclusión a la que llegaron los estudiosos y teólogos fue que catolicismo y libertad eran inseparables, sin libertad el catolicismo no seria posible. También a la inversa, sin el apoyo de una institución fuerte como la Iglesia Católica seria difícil que la libertad sobreviviera al siglo XIX lleno de amenazas nacionalistas, marxistas y relativistas. Seria absurdo negar que el redescubrimiento del catolicismo como filosofía de libertad fue consecuencia en gran medida del estudio de las causas y consecuencias del cisma religioso cristiano. Tales fueron las enseñanzas que desde la encíclica “Rerum novarum” de León XIII hasta la “Centessimus annis” de Juan Pablo II el liberalismo no ha tenido problema alguno para integrarse dentro del pensamiento de la Iglesia. Cosa distinta son las relaciones concretas entre instituciones cuyo análisis excede de lo pretendido con esta anotación que no es mas ni menos que dar cuenta de como la supuesta incompatibilidad de los valores cristianos con el liberalismo es otra invención de la izquierda similar a la que asocia a la Iglesia Católica con la oposición al pensamiento científico, el capitalismo, la libertad o la evolución. Como muestra un botón de lo que decía León XIII en 1891:

“2. Para solucionar este mal, los socialistas, atizando el odio de los indigentes contra los ricos, tratan de acabar con la propiedad privada de los bienes, estimando mejor que, en su lugar, todos los bienes sean comunes y administrados por las personas que rigen el municipio o gobiernan la nación. Creen que con este traslado de los bienes de los particulares a la comunidad, distribuyendo por igual las riquezas y el bienestar entre todos los ciudadanos, se podría curar el mal presente. Pero esta medida es tan inadecuada para resolver la contienda, que incluso llega a perjudicar a las propias clases obreras; y es, además, sumamente injusta, pues ejerce violencia contra los legítimos poseedores, altera la misión de la república y agita fundamentalmente a las naciones.

3. Sin duda alguna, como es fácil de ver, la razón misma del trabajo que aportan los que se ocupan en algún oficio lucrativo y el fin primordial que busca el obrero es procurarse algo para sí y poseer con propio derecho una cosa como suya. Si, por consiguiente, presta sus fuerzas o su habilidad a otro, lo hará por esta razón: para conseguir lo necesario para la comida y el vestido; y por ello, merced al trabajo aportado, adquiere un verdadero y perfecto derecho no sólo a exigir el salario, sino también para emplearlo a su gusto. Luego si, reduciendo sus gastos, ahorra algo e invierte el fruto de sus ahorros en una finca, con lo que puede asegurarse más su manutención, esta finca realmente no es otra cosa que el mismo salario revestido de otra apariencia, y de ahí que la finca adquirida por el obrero de esta forma debe ser tan de su dominio como el salario ganado con su trabajo. Ahora bien: es en esto precisamente en lo que consiste, como fácilmente se colige, la propiedad de las cosas, tanto muebles como inmuebles. Luego los socialistas empeoran la situación de los obreros todos, en cuanto tratan de transferir los bienes de los particulares a la comunidad, puesto que, privándolos de la libertad de colocar sus beneficios, con ello mismo los despojan de la esperanza y de la facultad de aumentar los bienes familiares y de procurarse utilidades.

4. Pero, lo que todavía es más grave, proponen un remedio en pugna abierta contra la justicia, en cuanto que el poseer algo en privado como propio es un derecho dado al hombre por la naturaleza. En efecto, también en esto es grande la diferencia entre el hombre y el género animal. Las bestias, indudablemente, no se gobiernan a sí mismas, sino que lo son por un doble instinto natural, que ya mantiene en ellas despierta la facultad de obrar y desarrolla sus fuerzas oportunamente, ya provoca y determina, a su vez, cada uno de sus movimientos. Uno de esos instintos las impulsa a la conservación de sí mismas y a la defensa de su propia vida; el otro, a la conservación de la especie. Ambas cosas se consiguen, sin embargo, fácilmente con el uso de las cosas al alcance inmediato, y no podrían ciertamente ir más allá, puesto que son movidas sólo por el sentido y por la percepción de las cosas singulares. Muy otra es, en cambio, la naturaleza del hombre. Comprende simultáneamente la fuerza toda y perfecta de la naturaleza animal, siéndole concedido por esta parte, y desde luego en no menor grado que al resto de los animales, el disfrute de los bienes de las cosas corporales. La naturaleza animal, sin embargo, por elevada que sea la medida en que se la posea, dista tanto de contener y abarcar en sí la naturaleza humana, que es muy inferior a ella y nacida para servirle y obedecerle. Lo que se acusa y sobresale en nosotros, lo que da al hombre el que lo sea y se distinga de las bestias, es la razón o inteligencia. Y por esta causa de que es el único animal dotado de razón, es de necesidad conceder al hombre no sólo el uso de los bienes, cosa común a todos los animales, sino también el poseerlos con derecho estable y permanente, y tanto los bienes que se consumen con el uso cuanto los que, pese al uso que se hace de ellos, perduran.

5. Esto resalta todavía más claro cuando se estudia en sí misma la naturaleza del hombre. Pues el hombre, abarcando con su razón cosas innumerables, enlazando y relacionando las cosas futuras con las presentes y siendo dueño de sus actos, se gobierna a sí mismo con la previsión de su inteligencia, sometido además a la ley eterna y bajo el poder de Dios; por lo cual tiene en su mano elegir las cosas que estime más convenientes para su bienestar, no sólo en cuanto al presente, sino también para el futuro. De donde se sigue la necesidad de que se halle en el hombre el dominio no sólo de los frutos terrenales, sino también el de la tierra misma, pues ve que de la fecundidad de la tierra le son proporcionadas las cosas necesarias para el futuro.

Las necesidades de cada hombre se repiten de una manera constante; de modo que, satisfechas hoy, exigen nuevas cosas para mañana. Por tanto, la naturaleza tiene que haber dotado al hombre de algo estable y perpetuamente duradero, de que pueda esperar la continuidad del socorro. Ahora bien: esta continuidad no puede garantizarla más que la tierra con su fertilidad.”

6. Y no hay por qué inmiscuir la providencia de la república, pues que el hombre es anterior a ella, y consiguientemente debió tener por naturaleza, antes de que se constituyera comunidad política alguna, el derecho de velar por su vida y por su cuerpo. El que Dios haya dado la tierra para usufructuarla y disfrutarla a la totalidad del género humano no puede oponerse en modo alguno a la propiedad privada. Pues se dice que Dios dio la tierra en común al género humano no porque quisiera que su posesión fuera indivisa para todos, sino porque no asignó a nadie la parte que habría de poseer, dejando la delimitación de las posesiones privadas a la industria de los individuos y a las instituciones de los pueblos. Por lo demás, a pesar de que se halle repartida entre los particulares, no deja por ello de servir a la común utilidad de todos, ya que no hay mortal alguno que no se alimente con lo que los campos producen. Los que carecen de propiedad, lo suplen con el trabajo; de modo que cabe afirmar con verdad que el medio universal de procurarse la comida y el vestido está en el trabajo, el cual, rendido en el fundo propio o en un oficio mecánico, recibe, finalmente, como merced no otra cosa que los múltiples frutos de la tierra o algo que se cambia por ellos.

7. Con lo que de nuevo viene a demostrarse que las posesiones privadas son conforme a la naturaleza. Pues la tierra produce con largueza las cosas que se precisan para la conservación de la vida y aun para su perfeccionamiento, pero no podría producirlas por sí sola sin el cultivo y el cuidado del hombre. Ahora bien: cuando el hombre aplica su habilidad intelectual y sus fuerzas corporales a procurarse los bienes de la naturaleza, por este mismo hecho se adjudica a sí aquella parte de la naturaleza corpórea que él mismo cultivó, en la que su persona dejó impresa una a modo de huella, de modo que sea absolutamente justo que use de esa parte como suya y que de ningún modo sea lícito que venga nadie a violar ese derecho de él mismo.

8. Es tan clara la fuerza de estos argumentos, que sorprende ver disentir de ellos a algunos restauradores de desusadas opiniones, los cuales conceden, es cierto, el uso del suelo y los diversos productos del campo al individuo, pero le niegan de plano la existencia del derecho a poseer como dueño el suelo sobre que ha edificado o el campo que cultivó. No ven que, al negar esto, el hombre se vería privado de cosas producidas con su trabajo. En efecto, el campo cultivado por la mano e industria del agricultor cambia por completo su fisonomía: de silvestre, se hace fructífero; de infecundo, feraz. Ahora bien: todas esas obras de mejora se adhieren de tal manera y se funden con el suelo, que, por lo general, no hay modo de separarlas del mismo. ¿Y va a admitir la justicia que venga nadie a apropiarse de lo que otro regó con sus sudores? Igual que los efectos siguen a la causa que los produce, es justo que el fruto del trabajo sea de aquellos que pusieron el trabajo. Con razón, por consiguiente, la totalidad del género humano, sin preocuparse en absoluto de las opiniones de unos pocos en desacuerdo, con la mirada firme en la naturaleza, encontró en la ley de la misma naturaleza el fundamento de la división de los bienes y consagró, con la práctica de los siglos, la propiedad privada como la más conforme con la naturaleza del hombre y con la pacífica y tranquila convivencia. Y las leyes civiles, que, cuando son justas, deducen su vigor de esa misma ley natural, confirman y amparan incluso con la fuerza este derecho de que hablamos. Y lo mismo sancionó la autoridad de las leyes divinas, que prohíben gravísimamente hasta el deseo de lo ajeno: «No desearás la mujer de tu prójimo; ni la casa, ni el campo, ni la esclava, ni el buey, ni el asno, ni nada de lo que es suyo»."

Pero todo esto no es tan relevante como parece, no lo es porque el liberalismo no tiene entre sus pretensiones transformar, absorber o destruir ninguna opción moral o ética personal que surja de la libre conciencia del hombre y que no trate de imponerse por la fuerza a los demás, sea de origen religioso, laico o mediopensionista. El liberalismo limita sus esfuerzos intelectuales a luchar contra los proyectos, pensamientos e ideologías colectivistas o conservadoras (en sentido irracional), sean de izquierdas o de derechas, porque llevan irremediablemente a la coacción y la represión del individuo. También se opondría, ¿por qué no? al relativismo democrático, según el cual toda decisión tomada por la mayoría automáticamente adopta carta de naturaleza para la sociedad en su conjunto. Esto es, muy de lejos, irracional, y por eso antiliberal. Toda decisión democrática que no parte de un análisis racional de la realidad (debatida y contrastada) suele ser por regla general inútil, de mala calidad y, muchas mas veces, perniciosa para la libertad. Como decía KARL POPPER, “la razón es producto de la evolución” y no a la inversa. Es el progreso y el conocimiento lo que acerca al hombre a la razón y no la supuesta capacidad racional innata la que nos descubre la verdad. En esa tesis, la izquierda tiene el patrimonio. En contra de lo que muchos creen, el pensamiento religioso, lejos de ser un obstáculo para la evolución del hombre, ha sido lo único que ha mantenido vivo el pensamiento racional durante épocas difíciles de la historia de la humanidad, ha servido de vinculo con él y lo a conservado para futuras generaciones.

La conclusión que quiero establecer en este segundo capitulo es que la autentica libertad, en esencia, es patrimonio del liberalismo, no por otro motivo que el de ser la única libertad racional. Muy de cerca le sigue el cristianismo y el catolicismo como perpetuadoras de la civilización occidental. Cuando cualquier ideología habla de libertad lo hace desde el mundo de las ideas (esto es libertad por que creo que es libertad), es decir, desde el platonismo, filosofía predilecta de los totalitarios. El liberalismo defiende una libertad racional, es la única corriente de pensamiento o filosofía no idealista. A pesar de ello, los liberales podemos, a veces, parecer unos idealistas por la perseverancia con la que defendemos la libertad del hombre para decidir su propio futuro y buscar la felicidad personal, aunque esta actitud pueda despertar la incredulidad del lector u oyente. El ser humano, por desgracia, se demuestra demasiadas veces reacio tanto al progreso como al uso de su capacidad racional, encontrándose mas a gusto entre pensamientos e ideologías no exigentes, ideales y sobreprotectoras, tal y como aseguraban el mismo POPPER o HAYEK. El liberalismo y el Cristianismo son todo lo contrario a estas aptitudes.

Para terminar volvamos a Leon XIII y veamos que comenta acerca del matrimonio y la familia:

"9. Ahora bien: esos derechos de los individuos se estima que tienen más fuerza cuando se hallan ligados y relacionados con los deberes del hombre en la sociedad doméstica. Está fuera de duda que, en la elección del género de vida, está en la mano y en la Voluntad de cada cual preferir uno de estos dos: o seguir el consejo de Jesucristo sobre la virginidad o ligarse con el vínculo matrimonial. No hay ley humana que pueda quitar al hombre el derecho natural y primario de casarse, ni limitar, de cualquier modo que sea, la finalidad principal del matrimonio, instituido en el principio por la autoridad de Dios: «Creced y multiplicaos»(2).

He aquí, pues, la familia o sociedad doméstica, bien pequeña, es cierto, pero verdadera sociedad y más antigua que cualquiera otra, la cual es de absoluta necesidad que tenga unos derechos y unos deberes propios, totalmente independientes de la potestad civil. Por tanto, es necesario que ese derecho de dominio atribuido por la naturaleza a cada persona, según hemos demostrado, sea transferido al hombre en cuanto cabeza de la familia; más aún, ese derecho es tanto más firme cuanto la persona abarca más en la sociedad doméstica.

Es ley santísima de naturaleza que el padre de familia provea al sustento y a todas las atenciones de los que engendró; e igualmente se deduce de la misma naturaleza que quiera adquirir y disponer para sus hijos, que se refieren y en cierto modo prolongan la personalidad del padre, algo con que puedan defenderse honestamente, en el mudable curso de la vida, de los embates de la adversa fortuna. Y esto es lo que no puede lograrse sino mediante la posesión de cosas productivas, transmisibles por herencia a los hijos. Al igual que el Estado, según hemos dicho, la familia es una verdadera sociedad, que se rige por una potestad propia, esto es, la paterna. Por lo cual, guardados efectivamente los límites que su causa próxima ha determinado, tiene ciertamente la familia derechos por lo menos iguales que la sociedad civil para elegir y aplicar los medios necesarios en orden a su incolumnidad y justa libertad. Y hemos dicho «por lo menos» iguales, porque, siendo la familia lógica y realmente anterior a la sociedad civil, se sigue que sus derechos y deberes son también anteriores y más naturales. Pues si los ciudadanos, si las familias, hechos partícipes de la convivencia y sociedad humanas, encontraran en los poderes públicos perjuicio en vez de ayuda, un cercenamiento de sus derechos más bien que una tutela de los mismos, la sociedad sería, más que deseable, digna de repulsa.

10. Querer, por consiguiente, que la potestad civil penetre a su arbitrio hasta la intimidad de los hogares es un error grave y pernicioso. Cierto es que, si una familia se encontrara eventualmente en una situación de extrema angustia y carente en absoluto de medios para salir de por sí de tal agobio, es justo que los poderes públicos la socorran con medios extraordinarios, porque cada familia es una parte de la sociedad. Cierto también que, si dentro del hogar se produjera una alteración grave de los derechos mutuos, la potestad civil deberá amparar el derecho de cada uno; esto no sería apropiarse los derechos de los ciudadanos, sino protegerlos y afianzarlos con una justa y debida tutela. Pero es necesario de todo punto que los gobernantes se detengan ahí; la naturaleza no tolera que se exceda de estos límites. Es tal la patria potestad, que no puede ser ni extinguida ni absorbida por el poder público, pues que tiene idéntico y común principio con la vida misma de los hombres. Los hijos son algo del padre y como una cierta ampliación de la persona paterna, y, si hemos de hablar con propiedad, no entran a formar parte de la sociedad civil sino a través de la comunidad doméstica en la que han nacido. Y por esta misma razón, porque los hijos son «naturalmente algo del padre..., antes de que tengan el uso del libre albedrío se hallan bajo la protección de dos padres»(3). De ahí que cuando los socialistas, pretiriendo en absoluto la providencia de los padres, hacen intervenir a los poderes públicos, obran contra la justicia natural y destruyen la organización familiar."

Las conexiones con el pensamiento liberal son mas que evidentes.

jueves, septiembre 08, 2005

Liberalismo, Cristianismo y Matimonio (1)

Siento por mis lectores haberme retrasado en las nuevas entregas de esta serie, dos mas que tenia prometidas. En los ultimas semanas mis esfuerzos han girado en dar respuesta a algunas opiniones extraídas de las múltiples y muy diversas lecturas relacionadas con la reforma española del matrimonio que he descubierto (via Google, como no) en la World-Wide-Web y la blogocosa durante las vacaciones veraniegas. Así, la serie de anotaciones ha mutado su titulo y, como puede apreciarse, a partir de ahora se centrara en establecer que tipo de relación (y consecuencias de la misma) existe entre estos tres “fenómenos”: liberalismo, cristianismo y matrimonio.

El punto de partida será la afirmación recurrente (no sin asombro, defendida por algunos liberales) de la supuesta incoherencia del pensamiento liberal que se opone al matrimonio homosexual, asociándolo a posiciones conservadoras y no verdaderamente liberales.


CAPITULO 1: LIBERALES VS. CONSERVADORES

Cuentan que el economista liberal Frederick Hayek al ser presentado a Margaret Tatcher está dijo estar encantada de encontrarse con un liberal como ella, Hayek contestó que él si era un liberal pero que ella era conservadora. Episodios como este son utilizados para atacar a algunos liberales calificándolos de conservadores disfrazados. Una importante confusión aqueja a estas personas al relacionar el apoyo a políticas concretas desarrolladas por gobiernos como los de la propia Tatcher o Reagan en los años 80, y que definían a un nuevo grupo de políticos conservadores (los “neoconservadores”), quienes según una opinión muy extendida abogaban por políticas liberales en lo económico, pero que se caracterizaban, en cambio, por ser conservadores (¿?) en lo social, con la asuncion de que eston politicos eran realmente liberales. Mucho me llevaría analizar el pensamiento “neocón”, lo que no es el objeto de esta anotación. Pase que en mi opinión George Bush, por poner un ejemplo reciente de supuesto “neocón”, no lo definiría como un político liberal, lo digo por si acaso alguien entiende que por estar de acuerdo con algunas de sus políticas lo estoy convirtiendo en liberal. El actual presidente de los EEUU me parece en muchísimos aspectos “conservador”, pero eso es un tema del que escribiré otro día. Hoy tengo un interés mas profundo y es tratar la ignorancia con la que mucha gente define el pensamiento liberal, sobre todo porque siguen considerándolo una especie de ideología similar al marxismo o al comunismo cuando no lo es. El liberalismo es una corriente o pensamiento que podríamos definir como filosófico, que habla y se centra en la libertad, libertad que se manifiesta en unos valores, que responden a criterios racionales y de utilidad, asociados al hombre porque es hombre y que como tal posee en cualquier condición u época sin los cuales el ser humano se convierte en esclavo de otros (deja de ser humano y libe) y por ello no admite relativismo de ningún tipo. El liberalismo es, por tanto, una forma de pensamiento racional al servicio de la libertad y que trata, mediante el análisis serio y no prejuicioso, dar respuesta a cual es la más satisfactoria forma de asegurar que los derechos de los individuos (de todos) se vean desarrollados, y tiene claro que la coacción y la imposición forzosa no lo son casi nunca.

El pensamiento conservador (porque tampoco puede decirse que sea una ideología). Representa a aquellos que ponen por encima de los valores naturales racionales determinados usos y costumbres asumidos por el paso del tiempo. El pensamiento conservador es tradicional, pero es una tradición en muchos casos irracional. Los liberales somos contrarios a ese tipo de tradición que llamare “tradición” con minúscula. Pero no somos contrarios a la “Tradición” con mayúscula que no es otra cosa que el conjunto de derechos individuales e instituciones naturales. La “tradición”, en cambio, es un conjunto de normas sin base racional. Así, tirar una cabra desde el campanario todos los años por las fiestas del pueblo es una “tradición”. El matrimonio y la familia tradicional son una Tradición. Reconozco que esta diferenciación conceptual es difícil de entender por gente cuyo pensamiento esta demasiado abierto al relativismo y al reformismo social, pero bueno, eso es cosa suya. Sin no se aceptara la existencia de una “tradición natural y racional”, ¿a santo de que narices podría el liberalismo defender la propiedad privada, el libre mercado y la economía capitalista? Ideas todas ellas (en su formulación moderna) con mas de 200 años de antigüedad. Si, en eso, y solo en eso, el liberalismo es conservador.

El socialismo o el comunismo son una clase de pensamiento conservador porque se manifiestan, sobre todo en la actualidad, defendiendo hechos que la realidad y el pensamiento racional han demostrado falsos y opuestos al progreso y bienestar en todas las sociedades donde se han puesto en practica. El liberal sabe que solo si se deja a los hombres libres para perseguir sus propios fines, todos encuentran satisfacción para ellos. El liberalismo solo presenta las instituciones racionales básicas para que esto sea posible: los derechos individuales.

Aquellos que señalan a algunos liberales como conservadores por defender el Matrimonio tradicional ignoran que la familia tradicional es un valor social no por que la sociedad democráticamente lo decida, sino por que sin familia tradicional no hay sociedad que sea merecedora de tal nombre (una sociedad libre y responsable), y de ahí la crisis de valores que todos a izquierda y derecha del arco parlamentario reconocen pero no son capaces de afrontar. Matrimonio y Familia son instituciones naturales racionales, y por tanto son Tradición que debe ser defendida por el liberalismo.

Parte del pensamiento conservador que se asocia con la derecha política (democristianos y derecha estatista y laica, desde los social-conservadores a la falange, grupos que ni mucho menos se ven con buenos ojos unos a otros) y el liberalismo pueden coincidir puntualmente en la defensa del matrimonio y la familia como valores sociales, pero no necesariamente en la justificación de esa defensa y las consecuencias de la misma. Un conservador democristiano te hablara de principio morales y éticos desde una tradición mezcla de costumbre y religión que rechazaría otras practicas por inmorales. Un conservador laico te hablara desde la perspectiva de cómo el matrimonio y la familia como pilares del orden y la paz social frente al caos y la barbarie. El liberal lo hace porque, libre de todo perjuicio, sabe que racionalmente el matrimonio es lo que es, lo ha constatado así, y cualquier otra cosa, será otra cosa (sin que ello necesariamente tenga que devenir en un juicio moral negativo, hay que recordarlo), pero no matrimonio ni familia tradicional.

miércoles, septiembre 07, 2005

¡Con ustedes ”Mr. Kofi Express”!

Son muchos años leyendo a columnistas de periódico y escuchando a tertulianos de radio y televisión que hacen del sarcasmo, la ironía y la mala leche autentica fuente literaria de chascarrillos y motes con los que alegrar la vida publica española y mundial. No me he podido resistir a poner en practica sus enseñanzas, así que he bautizado a Kofi Anan, flamante (¿o será flamígero?) Secretario General de las Naciones Unidas como “Mr. Kofi Express”, por lo rápido con lo que durante su mandato han desaparecido las partidas presupuestarias de la organización internacional. La similitud fonética hace el resto. Su ultimo descaro suena asi: “Como máximo administrador de la ONU, asumo la responsabilidad de los fallos que se han revelado, tanto en la implementación del programa como en el funcionamiento del Secretariado”. Todo en relacion con el secándolo del programa “Petróleo por Alimentos” que tenia la ONU con Irak para paliar los efectos del embargo contra el régimen de Sadam Hussein, y que sirvió para engordar los bolsillos tanto de “El golfo del Golfo” como de su propio hijo, “Kojoloquemedalagana”. Pues bien, el informe de la comisión interna encargada de estudiar el caso le pone de mierda hasta el cuello, el tio va y reconoce los “errores de gestión”, eso sí, de dimitir nada de nada, a seguir mamando del dinero de los estadounidenses y españoles (primer y cuarto contribuyentes). Esta empeñado en ser él quien lidere la reforma urgente de la ONU, todavía no comprendo como tiene la vergüenza de seguir considerándose apto para el puesto. Tiene “kojones” la cosa.

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martes, septiembre 06, 2005

La Juez de Denia

Cuando estoy ultimando una nueva entrega dedicada a los vericuetos del reconocimiento de las uniones del mismo sexo en España (esta vez centrada en responder a algunos argumentos y opiniones vertidas contra aquellos liberales que hemos sido críticos con la reforma tachándonos de conservadores y en la que trataré de definir, de una vez por todas, que es y ha sido el Matrimonio y su relación con el Cristianismo) ha sido hecho publico el contenido de las alegaciones de la Juez de la localidad valenciana de Denia, Laura Alabau, quien ha presentado una cuestión de inconstitucionalidad contra la ley del Gobierno.

Tal y como son reproducidos por el diario EL MUNDO en su edicion impresa del Domingo, en los argumentos de la Juez puede apreciarse, por cualquier jurista con un mínimo sentido común (el menos común de los sentidos, dicho sea de paso), lo poderoso de los mismos, como mínimo para exigir un pronunciamiento del Tribunal Constitucional. Me agrada ver que entre ellos se encuentran varios de los motivos aducidos por mí en esta bitácora.

El planteamiento principal de la Juez es la desnaturalización de la institución matrimonial inducida por el gobierno con esta reforma. Innecesaria, ademas para reconocer derechos y deberes a las uniones homosexuales. Según la Juez, no puede deducirse del “contexto, antecedentes históricos y legislativos de su promulgación” el sentido que el Gobierno ha querido darle al precepto: Que el sentido de la unión matrimonial es el del derecho a contraer la misma, en igualdad de condiciones, el hombre y la mujer “entre sí”. Que ningún grupo parlamentario planteó lo contrario ni mostró intención alguna de que no fuera así. La supresión de la expresión “entre si” del texto final (que si contenía el proyecto) no responde a manifestación publica alguna de los constituyentes (en mi opinión es un caso mas de pobre calidad técnica que a veces demuestra la Constitución) ya que puede deducirse de los debates de la época que “los parlamentarios partieron de la heterosexualidad del Matrimonio”.

En la misma línea continua diciendo “no le es dable al legislador, al amparo de la tutela individual del derecho al matrimonio (esto es mío: la tutela individual responde exclusivamente a las condiciones jurídicas a la hora de contraer matrimonio, impidiendo la discriminación o la restricción de la libertad decisoria de un contrayente respecto del otro, y no tiene nada que ver con una presunta legitimidad individual para decidir sobre la forma de la unión) desnaturalizar el contenido constitucional de la institución a través de la ley; habría para ello de modificar previamente la Constitución, obteniendo el necesario consenso" (patada al gobierno donde más le duele, bien merecida por otro lado).

Al respecto de la legitimidad de la juez para plantear la constitucionalidad de la ley dentro de un proceso registral, también es acertada la argumentación de la excepcionalidad española en materia de registros civiles, cuyo mantenimiento es competencia de los jueces civiles “desde su creación en 1870”. A mas inri, no se aplica a estos registros la Ley sobre Procedimiento Administrativo Común, que si lo es para los registros de carácter administrativo, sino que su contenido tiene un carácter marcadamente jurisdiccional (esto también es mío: piensen que el registro civil no recoge exclusivamente derechos frente a la Administración o frente a terceros como cualquier registro de carácter administrativo, sino el estatus jurídico civil esencial de bienes y personas, materia de suma importancia dentro de un Estado de Derecho). Yo añadiría que, con independencia de los criterios sobre competencia, todavía sigue existiendo en España, a pesar de haber transcurridos mas de 25 años de democracia, una desconfianza pasmosa hacia la labor de los jueces, quienes en primera instancia, y con la excepción del Tribunal Constitucional, son los encargados de proteger los derechos de los ciudadanos, sobre todo si tenemos en cuenta el poco amparo que tiene el ciudadano frente a las leyes en abstracto, pues el recurso de amparo (además de ser extraordinario y restringido a unos pocos derechos, entre los que no se encuentra el derecho al Matrimonio) cubre situaciones concretas de vulneración de derechos. Se da por tanto la situación de que, en España, si no existe voluntad política de someter a consulta al Tribunal Constitucional leyes polémicas o de gran trascendencia, solo la labor de profesionales como la titular del juzgado Denia permite tener la posibilidad de hacer un juicio fundado en derecho sobre las mismas antes de que empiece a producir efectos concretos inconstitucionales.

Dejemos a la jurisprudencia (iuris prudentia, el derecho de los prudentes) pronunciarse. Lo contrario, que no prospere la cuestión de constitucionalidad, seria muy perjudicial para la salud del sistema constitucional y de la democracia misma.

La Guerra Civil de EL MUNDO

Tengo en mis manos el primer volumen de la macro colección que el periódico EL MUNDO ha comenzado a publicar relatando "La Guerra Civil Española mes a mes". Esta primera entrega esta dedicada a mostrarnos, a lo largo de 200 paginas, la andadura de la IIª República Española y como se fue gestando la contienda que estallaría en 1936. Antes de ver el resultado global, ya resulta interesante de por si esta obra. Tratar de hacer una exposición cronológica y detallada de la Guerra recogiendo el abundante trabajo de autores tanto nacionales como extranjeros es digna de consideración y, por lo menos, merece de un análisis completo de la misma. Aunque todavía estoy en las primeras paginas de la lectura si he podido constatar algunos detalles en un rápido vistazo que paso a comentar.

Tras un vistazo general he de recomendar a todo aquel interesado en la Guerra Civil Española que la haga, no sin advertirle de que vaya reservando un hueco en su casa para albergar los 36 volúmenes de que esta compuesta (yo ya me estoy comiendo la cabeza haber donde los encajo). Dicho esto, es de agradecer el formato en tomos de tamaño medio (19 x 24) y no muy extensos, cierto que la tapa blanda es siempre un problema para su conservación pero lo hace muy cómodo de manejar. El tamaño (tambien medio) y estilo de letra (claro y limpio) y su disposición en doble columna también contribuyen a una fácil lectura. Las fotografías, reproducidas con gran calidad, y la infografía estan perfectamente integradas en el texto. Tal vez la unica pega que pueda hacerse al aspecto técnico de este primer volumen sea la disposición de la narración en un único gran capitulo dando la sensación de empezar y no acabar, tal vez enganche mas al lector, pero si uno no tiene mucho tiempo para leer de continuo no sabe bien donde pararse, siempre con la sensación de estar cortando abruptamente la lectura. A este hecho hay que añadirle la ausencia de un índice alfabético al final que nos remita a hechos y personajes concretos complicando la búsqueda de informaciones en futuras consultas.

En el plano de contenidos, me gusta el orden cronológico que sigue Javier Redondo Rodelas, con un estilo muy periodístico que es un aliciente mas para la lectura, al tiempo que recoge las opiniones de los diferentes historiadores (de muy diferentes tendencias) ilustrando cual es la orientación que quieren los responsables a la colección. Un acierto pues, si lo que se trata es de estimular una comprensión no partidista de los hechos (como adelanta el magnifico prologo a cargo del histotiador Fernando García de Cortázar), además de funcionar como puente para el lector a las obras de los historiadores mencionados para que profundicen en los temas comentados.

La narración se ve salpicada de artículos, textos temáticos y anotaciones al margen. Destacan las
Semblanzas de los principales protagonistas de la época. La selección para el primer volumen creo que es acertada, aunque se omite a Gil Robles y Calvo Sotelo, también a Caballero o Prieto, lo cierto es que el texto general recoge la suficiente información sobre los mismos, a través de hechos concretos que protagonizaron. Sin embargo, si creo que, dado la intención innovadora de los editores, debería haberse reservado una Semblanza, aunque fuera conjunta, para Clara Campoamor y Victoria Kent. Aunque protagonistas menores en los hechos posteriores, sus posiciones durante el proceso constituyente republicano fueron muy importantes en cuanto al reconocimiento del sufragio universal femenino (una a favor, la otra en contra). Se las comenta en sendas anotaciones marginales, pero habría sido una buena oportunidad de romper la imagen en exceso masculino-centrista del estudio de la historia y la política que aun demostramos en España.

Los
Testimonios de Ortega y Gregorio Marañón también son acertados, aunque podían haberse completado con alguno de Unamuno, cerrando el trío de intelectuales republicanos más destacados. En el ámbito de infografías solo hecho en falta una dedicada a los principales medios de comunicación (prensa y radio) de la República, nacionales y regionales, con las diferentes alineaciones políticas e ideológicas. También acertado el final del libro con dos textos contrapuestos (esta vez de Rafael Torres y César Vidal) que ojalá se repita en las siguientes entregas.

La calificación provisional que le doy es de Notable, lo que ya es mucho siendo el comienzo de la colección y dado el carácter excepcional de este primer tomo centrado en los acontecimientos previos a lo que es el centro de la obra: la contienda bélica.

Un saludo y feliz lectura.

UN TOQUE LIBERAL 2.0

Bueno, fin de las vacaciones y el nuevo "curso" 2005-2006 ya en marcha. Promete ser movidito. Se que no me he prodigado mucho por la web y apenas he actualizado la bitacora durante los meses estivales, al menos he recargado las pilas y maquinado algunos nuevos proyectos y andanzas que ya ire comentando.

Para abrir boca nada mejor que inagurar formalmente la nueva imagen de la bitacora (aunque los que os hayais pasado por aqui ultimamente ya os habreis percatado del cambio, sin duda para mejor), mucho mas atractiva a la vista y comoda de leer, en linea con lo que me pedian varios lectores, y a la que ire añadiendo nuevos enlaces y secciones. En segundo lugar, me he propuesto hacer la bitacora mas dinamica y aumentar el ritmo de publicacion para lo que he estado recopilando paginas y enlaces que puedan servir para cubrir hueco entre aquellas anatociones mas largas y series de articulos Aunque con mantener un ritmo de dos o tres actualizaciones semanales estaria mas que bien me gustaria conseguir llegar a la actualizacion diaria, por lo menos de lunes a viernes.

Lo que no sacrificare es la calidad de las anotaciones, prefiero poner poco y bueno, que mucho y malo. Soy cosciente de lo grande que es la blolgocosa y del poco tiempo que tiene la gente para navegar, por eso mi principal intereres esta en llamar la atencion del lector por citrerios de calidad y no de cantidad. Tambien por la variedad, trataré de mezclar anotaciones mas filosoficas con las de actualidad y opinion personal, intentando no repetirme en exceso ni reproducir lo que ya reproducen otras bitacoras, liberales o no, con mejor resultado.

Saludos liberales a todos.